sábado, 17 de agosto de 2013

LA ÉTICA EN LA COMUNICACIÓN SOCIAL.- Escribe Alfredo Márquez Barazarte.-

El estudio y razonamiento en relación a la ética profesional, contribuirá decisivamente en nosotros los estudiantes de la comunicación social a darnos cuenta de que el ejercicio  de esta profesión, está  indisolublemente ligada al desarrollo de la ciudadanía en general, y es una actividad eminentemente de servicio público,  donde debe privar  la verdad y la verosimilitud por encima de los intereses personales, en virtud de que al aceptar ser un profesional de la comunicación está ingresando al campo donde la honestidad, la honradez y la verdad constituyen la forma suprema, pues ésta es una actividad de responsabilidad y de un profundo respeto hacía el ciudadano (a) sobre todo en el mundo de hoy.

Precisar las relaciones de la ética en lo que respecta a la comunicación social es una ardua tarea. Esta debe ser asumida  con un cierto estilo moral y como un deber impuesto a los comunicadores de aplicarla y de enseñarla inclusive. Tomando en cuenta que una moral es a su vez cualquier conjunto coherente, sistemático de normas que rigen la acción de alguna sociedad o conjuntos cambiantes, es decir en eterna evolución. En tal sentido, y como quiera  que las principales actividades sectoriales del hombre, van bajo el nombre de "profesiones", se habla pues con toda propiedad de la deontología profesional del médico, del abogado, del biólogo entre otros, y en este caso del comunicador social.

En esta profesión se establece que el periodismo como tal, es un servicio de interés colectivo y el periodista está en la obligación de ejercerlo éticamente y consciente de que él cumple con una actividad indispensable para el desarrollo integral del individuo y la sociedad. El periodista debe tener la verdad como una norma irrenunciable. Ningún hecho debe ser falseado y ningún suceso esencial deberá ser deliberadamente omitido.

Un verdadero periodista nace de las necesidades sociales, y quien con un poco de apoyo académico se forja como la mejor escultura de Miguel Ángel o el mejor invento de Albert Einstein. Ser periodista es amar la verdad, haberse casado con ella y vivir para ella. Su trabajo es intangible. Se refleja en las páginas de los medios de comunicación impresos, en el manejo de las imágenes de los medios televisados, en sus locuciones radiofónicas, en sus noticias, en sus comentarios, en sus artículos, en sus reportajes y en todos los géneros periodísticos existentes hoy y por descubrirse mañana.

Hecha la observación anterior, es así como el ejercicio del periodismo es una actividad que incide en la sociedad en forma relevante y que por lo tanto el periodista debe someterse a acatar los principios éticos y morales. Para hacer a ese compromiso un honor, el periodista cuenta con algunos instrumentos tan antiguos como fundamentales: su sentido ético, su inteligencia analítica, su vocación de servicio a la verdad informativa sobre la base de una elaboración precisa y clara en el que cada hecho noticioso se produzca en el momento en el que se transmite.

De acuerdo con el razonamiento que he venido realizando, quiero referirme a un comentario hecho por el periodista guatemalteco Joaquín Medina Bermejo, de quien es esta reflexión: Ser periodista es ver-oír y no callar. Es un individuo quien debe vivir en carne propia lo que publica. Es una persona que por su misma naturaleza y vocación de servicio debe de estar en contra de las injusticias, del abuso y de las violación de a los derechos humanos por parte de los gobernantes autoritarios y de los oligarcas de los factores de poder y de dominio.

En este orden de ideas, la misión de los hombres de la prensa examinada a la luz de los acontecimientos, de las contradicciones y de las complejidades de la realidad social y cultural del hoy que nos envuelve a todos, debe de estar orientada cada vez con más fuerza al objetivo de servir a la verdad informativa. En este sentido es de absoluta necesidad activar una verdadera formación ética que nos lleve a descubrir los valores de lo auténtico que han sido desvalorados y perdidos en el baúl de los recuerdos y de esta forma ser capaces de hacer justicia con la verdad por delante.

Finalmente quiero concluir  con la afirmación  de un periodista brasileño, ya fallecido: ADELMO GENRO FILHO quien escribió  la obra el Secreto de la Pirámide;  en donde él hace diferentes enfoques teóricos y prácticos del periodismo y en donde revela así las limitaciones de esta actividad  tal como ha sido concebida hasta el presente. Según dicho autor, el periodismo debe ser encarado como una nueva  "forma de conocimiento" que se distingue y que complemente las mediaciones que la ciencia y el arte proporcionan para la comprensión del mundo humano...